Una agricultura sostenible en sentido amplio es aquella capaz de satisfacer la seguridad alimentaria mundial presente y futura sin alterar el ecosistema, protegiendo la gestión sostenible de la tierra, el agua y los recursos naturales. Ha de encontrar el equilibrio entre la productividad y la salud del medio ambiente.

Una mala praxis en los sistemas de producción contribuirá de manera significativa al cambio climático siendo al mismo tiempo un gran damnificado puesto que obstaculiza la planificación.

Seguidamente enumeramos algunas acciones esenciales para aplicar a una agricultura sostenible:

  1. Rotación de cultivos para evitar que se agoten los nutrientes del suelo.
  2. Diversificación de cultivos, para evitar la resistencia a plagas y enfermedades.
  3. Conservación de la biodiversidad, para favorecer la flora y fauna silvestre del entorno.
  4. Práctica del manejo agroecológico del cultivo.
  5. Uso eficiente del agua.
  6. Uso de bioinsecticidas.

Nosotros, como agricultores comprometidos con el medio ambiente nos unimos al reto de preservar, proteger y mejorar los recursos naturales en nuestras fincas. Desde tiempos inmemoriales el naranjo ha sido un árbol muy presente en Andalucía que  lo convierte en una especie  autóctona de nuestra tierra, por tanto el medio no sufre ningún tipo de adaptación. El riego por goteo es el sistema que utilizamos por ser el que más reduce el consumo de agua. Como insecticidas utilizamos trampas, que son menos invasivas para el terreno y el árbol . El uso de fertilizantes lo reducimos al mínimo, compatibilizándolo siempre con los abonos ecológicos.

Hoy día con la ayuda de la ciencia, los agentes sociales y con la voluntad de los agricultores es posible cultivar la tierra conservando los ecosistemas naturales.

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